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Historias de fantasmas ¿Os acodáis cuando érais pequeños y teníais pesadillas? Levantarse en mitad de la noche, aterrorizados, jadeando y casi llorando, después de un momento de lo que parecían ser horas de un sueño horrible donde pasaba algo malo. Cosas que no podías olvidar fácilmente, y que te requerían el consuelo de alguien que te dijera: "estoy aquí y voy a cuidar que ese sueño no pase". Mis pesadillas ya no son con monstruos asesinos enviados del futuro para secuestrarme, familiares que fallecen o apocalipsis (¿esta palabra tiene plural?). Mis pesadillas son con fantasmas de mi pasado, personas que están grabadas en mi, y que vuelven para recordarme lo que no soy. El sueño se repite de vez en cuando, no siempre con los mismos personajes y escenarios, pero la estructura es la misma. Todo comienza genial: digamos que he viajado en el tiempo y he conseguido que la chica por la que yo me interesaba, meses o años antes, se interese por mi. Así que, sí, habéis pasado
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La caida Caos. Lo que no puedes ver, dentro de mi cabeza, se está moviendo de un sitio a otro. Está cundiendo el pánico de lo lindo. "Admiro tu coraje. No es fácil decir ese tipo de cosas" Desde luego que no. Ojalá pudieras ver lo que está pasando. Y como no puedes, voy a tener el coraje una vez más de contártelo. Desde el punto final de tu frase, voy a caer en apenas una décima de segundo. No te importa nada de lo que te diga, pero sepas no es la primera vez; quizá por eso puedo hacer esta anatomía de un instante. En ese momento, no soy capaz de encontrar un único sentimiento positivo. Están todos escondidos, atemorizados, mientras los sentimientos negativos toman el control de la situación. La cordura hae todo lo que puede, pero ya está atada de manos y piés. Ahora todo lo malo está comenzando a salir. Todos esos pensamientos que tengo archivados en cajas que nunca quiero abrir. Empiezo a caer, a cámara lenta, arrastrado por esos plomos. Veo el suelo más y mas cerc

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Las lágrimas de cocodrilo del león francés "Próxima estação: Jardim Zoológico. Há correspondença com os comboios suburbanos e autocarros longo curso".  Los animales saltamos del coche al andén en una estación con las paredes verdes grisáceas de la mierda y el tiempo que ha pasado desde la última vez que las limpiaron. Los animales subimos las escaleras rápido, demostrando a todos quién es el rey de la selva, el más fuerte y el más mejor. Los animales salimos como otros animales salen de la tierra, incapaces de darnos cuenta de nuestro brillo infinitesimal. Los animales vamos a un lugar llamado Zoológico, que a veces hay en esas grandes colmenas que llaman ciudades. Es un lugar donde, en fines de semana, festivos y vacaciones de Primavera y Verano, llevamos a nuestras crías a ver a otros animales (también con sus crías). Ellos viven allí enjaulados, o emparedados por muros, fosos y cristales reforzados, claramente aburridos, alejados de su entorno, suficientemente

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"No soy nada Nunca seré nada No puedo queder ser nada A parte de eso, tengo en mi todos los sueños del mundo." - Fernando Pessoa (Tabacária) Hablando de sueños...  (Braga by night) 04h30, sale el primer tren Me abandono cuando tu te vas rendido una vez más por un descafeinado café 05h00, caigo dormido sin pensar, sin olvidar pero oigo golpes en mis sueños retumba mi feliz irrealidad Consigo despertarme Igual alguien llama Sin ver miro y al abrir la puerta... Un destello de plata  El sueño no me deja abrir los ojos. La habitación está oscura, me deslumbro con la luz del pasillo. Entonces juro que te veo, la imagen de la última persona a la que vi aquella noche. Durante un momento, que me pareció un minuto, te veo exactamente igual. Entonces, incrédulo, parpadeé un par de veces, como siempre pide mi oculista. De repente, todo había cambiado. Ni siquiera eras tú ... mentiría si dijera que no esperaba una visita, sorpresa tuya de madrugada Pe

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Nunca se lo he dicho a nadie, pero el día que me muera me gustaría que me hicieran un entierro vikingo. Que me pongan en una balsa hecha con madera y paja, que la prendan con una flecha (a lo "Barcelona'92" ) o con fuegos artificiales (a lo "fallas de Valencia"), y que dejen que me consuma o que me hunda en el océano. Lo que ocurra primero. Antes habría querido que me incineraran y tiraran mis cenizas en el Cabo da Roca. Este lugar geográfico es el punto más occidental del continente europeo y está al 'ladito' de Lisboa. ¡Qué mejor lugar para decir "hasta la vista, baby "! Fue casualidad que el día me trajera aquí. Después de un viaje en metro, un viaje en tren y un viaje en autobús llegué al fin del mundo. En el Cabo da Roca hay un faro, una cruz con una placa que lo reconoce y lo celebra, y mucha gente intentando hacerse la foto al mismo tiempo. Es un sitio espectacular, pero desde que estuve allí me di cuenta de un fallo de mi "fú

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Era una cita Exterior, noche. Es un poco pronto, pero da igual; no suelo llegar tarde. En algún momento de la media noche tenía que salir. La calle me acoge con una brisa húmeda que cala los huesos. Me dejo caer cuesta abajo, por las calles empedradas y mojadas. Manos en los bolsillos, bufanda apretada, capucha echada. Cinco minutos después, comienzo a escuchar la campana de un tranvía, que repica sin parar como si tuviera la urgencia de llegar antes de tiempo. Empieza a llover. El cielo naranja deja caer pequeños gotas, casi insensibles, que van mojando, poco a poco, mi abrigo impermeable. La calle ya está mojada, todo se desliza en un dibujo que sólo puede ser visto desde el aire. Igual que las que caen en el rio, que las lleva hacia el mar, tan cercano, y hacia lo que haya más allá. Un poco más lejos no hay más suerte: la escultura del poeta, de color bronce, ataviada con sombrero y gabardina, no se mueve un pelo por la tormenta, aunque su taza de café hace rato que se ha

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[Anteriormente en Perdidos] Érase una vez cuando corríamos, salvajes, por estas calles. Vagábamos por las esquinas, dejando pasar el tiempo que quedaba hasta que nuestras manos se volvían a juntar. O quizá lo hacía sólo yo, contando los segundos que faltaban hasta que nos encontrábamos otra vez. Cada vez que me encontraba contigo me matabas para darme la vida justo después. Respiraba como si cada bocanada de aire fuera a ser la última. En cierto modo, lo era. Los días se escapaban entre los dedos mientras la luz de Lisboa se comenzaba a poner tras el puente del 25 de Abril. Intentaba sentir, pero estaba demasiado ocupado. Intentaba escribir, pero no sabía qué. Era una angustia; era la angustia de algo fugaz y efímero: saber que, un día, ni tú ni yo íbamos a estar aquí, juntos. Entre Lisboa y tú me hacíais perder la cabeza. Nunca, nada ni nadie me había hecho sentirme así. Nunca, hasta que llegué una noche calurosa de julio. Allí estaba, esperando, linda y encantadora. Lisboa, dig